War on cancer 2018 – Evento Organizado por la revista The Economist
27 octubre, 2018Nuestra campaña “Lo que corre por mis venas” capacitó a médicos del distrito, sobre la importancia del diagnóstico oportuno de los tipos de cáncer de la sangre en el adulto.
27 octubre, 2018¿Cuándo un paciente con linfoma es candidato a trasplante y qué tipo de trasplante es más frecuente en este tipo de cáncer?
Boletín No. 86 Septiembre / 2018
El trasplante de médula ósea es un procedimiento que se realiza como estrategia de consolidación para mantener la respuesta alcanzada con el tratamiento ordenado (generalmente quimioterapia). Sin embargo, las indicaciones de trasplante pueden variar entre los pacientes con diagnóstico de linfoma. Lo primero que hay que dejar claro, es que el trasplante no es una cirugía como tal. Es un procedimiento médico en el que pueden estar implicados intervenciones técnicas y farmacológicos que no se clasifican como quirúrgicas. Existen varios tipos de trasplante de médula ósea. Estos se pueden dividir en dos grandes grupos: Autólogo y alogénico. El trasplante autólogo es en el cual se recolectan células madre hematopoyéticas del mismo paciente. El trasplante alogénico es el trasplante en el que se requieren células madre de un donante que sea genéticamente similar al receptor.
Los donantes pueden ser hermanos, padres o en algunos casos puntuales individuos no relacionados, aunque también pueden obtenerse células de cordón umbilical. El procedimiento del trasplante de médula ósea en términos generales consta de 3 fases: La primera es conocida como movilización, en la que bajo la acción de ciertos medicamentos, se favorece la recolección de células madre de la sangre, ya sea del mismo paciente (Autólogo), o del donante (Alogénico).
La segunda fase se denomina acondicionamiento. En esta, se suministra un tratamiento farmacológico en el que se intenta tanto remover las células residuales del linfoma como “limpiar” la médula ósea para preparar el ambiente de las células madre nuevas para su asentamiento y germinación. En la tercera etapa se infunden las células madre recolectadas para posteriormente esperar durante varios días su replicación y obtener así lo que sería una “nueva médula ósea”. Durante esta etapa se requiere de vigilancia intrahospitalaria estricta, dado el requerimiento de trasfusiones, medicaciones y antibióticos. Si bien las indicaciones de trasplante entre los pacientes con linfoma son muy diversas, dependen particularmente del tipo de patología, evolución, edad del paciente, estado general y patologías concomitantes. El tipo de trasplante que más frecuentemente se realiza en linfomas es el autólogo. Sin embargo, cada caso debe evaluarse individualmente por el grupo de expertos en trasplante ya que todos los casos son distintos. Generalmente los casos que requieren trasplante son aquellos que responden a la primera línea de tratamiento o presentan recaída, solo después de alcanzar una buena respuesta a una segunda línea. Por otra parte, existen algunos tipos de linfoma que pueden requerir trasplante después de la primera línea en caso de una buena respuesta. Son el caso del linfoma de Células del manto, de células T / NK, y algunos tipos de células T no especificado, entre otros. El trasplante alogénico en pacientes con linfoma podría estar indicado en casos supremamente puntuales, sobre todo en linfomas de alto riesgo y en otros casos cuando existen recaídas post trasplante autólogo.
Los donantes pueden ser hermanos, padres o en algunos casos puntuales individuos no relacionados, aunque también pueden obtenerse células de cordón umbilical. El procedimiento del trasplante de médula ósea en términos generales consta de 3 fases: La primera es conocida como movilización, en la que bajo la acción de ciertos medicamentos, se favorece la recolección de células madre de la sangre, ya sea del mismo paciente (Autólogo), o del donante (Alogénico).
La segunda fase se denomina acondicionamiento. En esta, se suministra un tratamiento farmacológico en el que se intenta tanto remover las células residuales del linfoma como “limpiar” la médula ósea para preparar el ambiente de las células madre nuevas para su asentamiento y germinación. En la tercera etapa se infunden las células madre recolectadas para posteriormente esperar durante varios días su replicación y obtener así lo que sería una “nueva médula ósea”. Durante esta etapa se requiere de vigilancia intrahospitalaria estricta, dado el requerimiento de trasfusiones, medicaciones y antibióticos. Si bien las indicaciones de trasplante entre los pacientes con linfoma son muy diversas, dependen particularmente del tipo de patología, evolución, edad del paciente, estado general y patologías concomitantes. El tipo de trasplante que más frecuentemente se realiza en linfomas es el autólogo. Sin embargo, cada caso debe evaluarse individualmente por el grupo de expertos en trasplante ya que todos los casos son distintos. Generalmente los casos que requieren trasplante son aquellos que responden a la primera línea de tratamiento o presentan recaída, solo después de alcanzar una buena respuesta a una segunda línea. Por otra parte, existen algunos tipos de linfoma que pueden requerir trasplante después de la primera línea en caso de una buena respuesta. Son el caso del linfoma de Células del manto, de células T / NK, y algunos tipos de células T no especificado, entre otros. El trasplante alogénico en pacientes con linfoma podría estar indicado en casos supremamente puntuales, sobre todo en linfomas de alto riesgo y en otros casos cuando existen recaídas post trasplante autólogo.
BONELL PATIÑO ESCOBAR
Especialista en Medicina Interna
Hematólogo del Instituto Nacional de Cancerología E.S.E.
Especialista en Medicina Interna
Hematólogo del Instituto Nacional de Cancerología E.S.E.